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Dramaturgas desde el borde, teatro mendocino y feminista

«Este libro es para nosotras un gran reconocimiento, somos mujeres del campo teatral y producimos desde el borde. Es un acto de justicia para tantas colegas que nos han precedido y un regalo de corazón para las que vendrán», fueron las palabras con las que la coordinadora de «Dramaturgas desde el borde» destacó la importancia de que EDIUNC publique teatro local.

18 de agosto de 2021, 14:38.

imagen Dramaturgas desde el borde, teatro mendocino y feminista

La presentación de «Dramaturgas desde el borde», el primer título de la serie Letra Portátil de la Colección Literaturas de EDIUNC, se llevó a cabo en el Cine Universidad el pasado viernes 13 de agosto. El evento inició con un video de presentación de la coordinadora y autoras de la obra. Su característica colectiva y la dinámica de la tarde fueron llevando al público presente por un relato performático, como era de esperarse. 

Con la conducción de Viviana Bosio, directora de EDIUNC, y la presencia de Dolores Lettelier, secretaria académica de la UNCUYO, se hicieron las presentaciones formales de Letra Portátil. La misma es una serie de bolsillo, con la intención de que sea accesible y para llevar. La apuesta de la editorial universitaria tiene que ver con visualizar la producción local de textos literarios de diversos géneros, promoviendo la circulación de los mismos: «libros para llevar y traer; libros para leer, regalar, prestar y devolver; libros bellos y luminosos»; como reza la solapa de sus ejemplares.

En la participación del equipo editorial de la mesa académica, el coordinador de la colección Literaturas y del área de edición de EDIUNC, Juan López, aseguró que «como dice una persona que quiero mucho: estamos muy felices. Somos una editorial pública y cada centavo que utilizamos tiene que tener utilidad y sentido. Pienso que estas tres obras honran la edición universitaria en particular y la cultura en general. Detrás de cada libro hay muchas personas, todo lo que hacemos es grupal o social. Esta idea fue posible por el aporte de todas las personas que conforman la editorial», aseguró Juan. Compartió que para pensar la propuesta contactaron a Ariana, la coordinadora, quien contó acerca del trabajo de las dramaturgas. «Nos dimos cuenta de que su propuesta era lo que estábamos buscando para esta nueva serie».

Como editor del texto teatral, Gonzalo Córdoba Saavedra compartió que «cuando Juan nos ofreció editar este libro, para mí fue una alegría mezclada con ese miedito de lo nuevo: sacarnos de nuestra zona de confort: editar textos académicos. Que podamos editar literatura, y particularmente dramaturgia, es una gran alegría y un gran desafío. Cuando empezamos a trabajar, a veces nos quedamos solos con el texto. En este caso, no fue así: contamos con el apoyo y el trabajo constante de la coordinadora y el grupo de autoras». Ese proceso de editar literatura fue desafiante para todo el equipo de EDIUNC. Al respecto, Graciela Amadio, diseñadora, explicó que «había que tomar decisiones que hicieran que esta serie tuviera su propia identidad, pero a la vez saberse parte de la editorial. También tuvimos limitaciones por ser una edición de bolsillo, por lo que el diseño tenía que adaptarse a eso. Pero las transformamos en posibilidades, resolviendo de maneras diferentes». El trabajo minucioso y detallado de diseño implica que el interior del libro tenga una puesta en página de una manera que resulta agradable, de lectura serena, «que el lector pudiera meterse en esa trama y quedarse sin que nada del diseño interrumpiera su lectura», añadió Graciela.

Para compartir acerca del proceso de construcción de la obra, la elección del título y las peripecias de escribir teatro colectivamente, la coordinadora, Ariana Lucia Gómez, comenzó diciendo que «este libro se inicia en nuestro proyecto de investigación: Prácticas contemporáneas vinculadas al teatro. Nos reconocemos como mujeres e investigadoras que cuestionamos el canon. Comenzamos a descentrarlo, en relación con el de los estudios teatrales, que cuenta la historia del teatro mendocino desde el mainstream porteño y colonial. Los mitos de estas tradiciones eran un bosque que ocultaba e ignoraba los nombres de mujeres y disidencias que habían estado escribiendo y haciendo teatro. Lo primero fue empezar a decir esos nombres y destruir esos mitos, construyendo con colegas en un unísono con los feminismos como epistemología».

Con una perspectiva decolonial y feminista, las autoras eligen el borde como concepto: «el borde interpela el centro sin pretender desplazarlo, pero sí tensionarlo. En esa tarea estábamos cuando EDIUNC nos propuso editar dramaturgia. Aceptamos y nos dispusimos a hacer una convocatoria amplia a través de las colectivas y redes de mujeres y disidencias dramaturgas. De esa manera fueron llegando los textos que componen la obra», explicó la coordinadora. «Nos sentimos contenidas en la idea de “borde”, pues no hay un estilo, una escuela, una normativa para escribir. Incluso algunas obras se habían escrito en el espacio y venían al papel. Dramaturgas... habita el borde porque es un libro de ficción atravesado en todas sus instancias por los feminismos. Nuestro abordaje es la deconstrucción e interpelación del sistema teatral patriarcal en distintas dimensiones y claramente toca temas que los feminismos abordan: violencias de género, vulneración de derechos, infancias, patologización, mujeres y disidencias migrantes».

Para dar voz a las autoras, se sumó a la mesa Gabriela Simón Gómez, actriz, payasa y directora. «Queremos agradecerle especialmente a Gonzalo, es muy importante el trabajo que ha hecho, acompañándonos y asistiéndonos, sobre todo para quienes no venimos de la escritura de la dramaturgia del texto, sino de la dramaturgia del cuerpo, del espacio, de las situaciones, de la escena misma». La autora sintetizó el trabajo colectivo en torno a tres ejes a la hora de sentirse parte en el objeto libro: «uno es la posibilidad de hacer cuerpo de escritura esa escritura que viene del cuerpo. Otro es que el libro nos provoca, nos invita y nos propone un desprendimiento de lo propio que expande la posibilidad de existencia al ser habitado por otres. Nosotras escribimos los textos de nuestras propias obras, esto fue una provocación a entregarlas para ser habitadas, actuadas e interpretadas por otras personas. Es una posibilidad de desapegarnos de lo que sentimos tan cerquita y tan único. El último eje, que nos vinculaba a todas, es lo lúdico: un juego en múltiples capas y posibilidades que suceden en, por, con y a través de la palabra». 

Luego, para dar introducción al momento más esperado de la tarde, ver en acción a escritoras, actrices y directoras teatrales, Gabriela Simón Gómez aseguró que «esto es impulsador de nuestros viajes y de nuestro trabajo como artistas: un espacio primordial para la palabra. Hacemos cuerpo de escritura la escritura que viene del cuerpo, pero también hacemos cuerpo de la palabra y damos a la palabra un cuerpo posible». Poniéndose de pie, dio comienzo a una serie de interpretaciones que cada autora hizo, leyendo fragmentos de las obras que componen el libro. Al finalizar, cada una se despojó del objeto libro, dejándolo sobre la mesa académica, ya vacía. Juntos, los libros iban constituyendo una forma extraña, escultural, que representaba ese desapego necesario para dar cuerpo a la obra y al libro, como algo que puede suceder y habitar el borde. 

 

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